domingo, 30 de septiembre de 2018

La ‘cirugía digital’, la segunda identidad de los jóvenes en internet





Según expertos, la web facilita el desarrollo de una identidad ‘fuera de línea’ y otra ‘en línea’.

Las personas siempre han llevado vidas múltiples. El adolescente siempre ha llevado una vida doble con sus padres: una es la faceta conservadora de la que les habla, la otra es la del aventurero. Debe procurar mantener esta separación. Hoy, la distinción de personalidad ‘online’ y ‘offline’ es un ejemplo más. Y en ese sentido, internet es la principal fuente de información de la cual la mayoría de los jóvenes depende para mantenerse al día, adaptarse y pertenecer a la sociedad, lo que contribuye a la identidad propia.

Para Carl Pickhardt, psicólogo estadounidense, colaborador habitual para ‘Psychology Today’, autor de quince libros para padres –el último se lanzará en noviembre de este año y se titula ‘¿Quién se robó a mi hijo?: Crianza en cuatro etapas de la adolescencia’– la penetración de la tecnología en nuestras vidas ha dado paso a una generación construida con base en el ‘yo online’ y el ‘yo offline’.

“La entrada mediada electrónicamente en el mundo 'online' es como Alicia cayendo por el agujero del conejo y entrando al país de las maravillas. Hoy, el agujero del conejo es el computador, y el país de las maravillas es internet. Hay un mundo virtual de experiencia inimaginablemente vasto para explorar. Y hay un conjunto diferente de reglas para jugar”, dice.

Según Pickhardt, a menudo, las personas se sienten más desinhibidas en su expresión ‘online’ que ‘offline’, por ejemplo, enviando mensajes que nunca dirían directamente. “Para el ‘yo online’ hay más libertad para la definición imaginaria, para la fantasía. A veces, un aislamiento social puede verse atraído por los sitios de citas o la membresía del grupo de culto; a veces, un adolescente tímido puede ser atraído a juegos de aventura o entrenamiento de simulación agresiva. La experiencia de vida afecta nuestra personalidad, y hoy en día, especialmente para los adolescentes, esa experiencia es también ‘online’ ”.

A pesar de que hoy no hay evidencia científica que demuestre que internet puede alterar la personalidad de sus usuarios, los expertos coinciden en que la imagen común que un usuario aporta a las interacciones ‘offline’ se elabora y prepara con menos cuidado que la imagen publicitada de sí mismo ‘online’. La presencia virtual sería más cercana a la ideal; una imagen arraigada a una construcción fantasiosa, irreal, sesgada hacia la forma en la que uno desea ser percibido por los demás.

“Especialmente los adolescentes parecen muy hábiles y se han comprometido a construir y a modificar la imagen de sí mismos que quieren mostrar a otros ‘online’ ”, dice Tiziana Mancini, miembro de la Asociación Italiana de Psicología y de la Asociación Europea de Psicología Experimental y Social. Para Mancini, la retroalimentación que recibirían ahí, tanto 'online' como ‘offline’, repercutiría en su autoestima.

“Esta retroalimentación hoy se ve facilitada por los nuevos medios de comunicación y, por lo tanto, es más fácil e inmediata de obtener en la vida 'online' que en el modo ‘offline’. Tal vez es por eso que los adolescentes pasan mucho tiempo cuidando su imagen ‘online’. El ‘yo virtual’, en ese sentido, puede ayudar, pero también obstaculizar la construcción de la identidad, especialmente entre adolescentes”.

Los padres de estos crecieron en un tiempo más simple, que estaba reducido a un mundo fuera de línea. Por eso, para Tiziana Mancini la ‘identidad digital’ no sería una fuente particular de preocupación para ellos. “El principal motivo de preocupación es la cantidad de tiempo que sus hijos pasan en actividades ‘online’ y la incapacidad de ellos de controlarlas”, afirma.

La falsa identidad propia
Hoy, las redes sociales son el lugar en el que los adolescentes pueden construirse una personalidad completamente nueva. Luigi Zola, psicoanalista italiano, dice que todos tenemos “rincones imperfectos de nuestra personalidad” y que el volvernos dependientes de una imagen proyectada propia que no los posee solo ayuda a extender la frontera entre la realidad y la apariencia.

“Veo cada vez más presente el riesgo que tienen los adolescentes de ‘intoxicarse’ con esa imagen creada de sí mismos, una imagen que no es la original, sino una máscara. Hace mucho tiempo tenemos el problema de la cirugía plástica, hoy si queremos podemos cambiar nuestra cara. Pues bien, acá tenemos la posibilidad de hacer una intervención sin cirugía, con imágenes de nosotros, fotos alteradas. Nos volvemos dependientes de una imagen que no es la real, que es la creada. Y el riesgo es que estos adolescentes se vuelvan adultos siendo dependientes de esta imagen, es decir, no volviéndose adultos, pues hay una negación de la sombra de la personalidad”, agrega Zola.

Para Jim Taylor, psicólogo estadounidense reconocido internacionalmente en el campo del desarrollo infantil y la psicología de la tecnología, el ‘yo online’ es aquel que trata de ser aceptado por otros, desarrollando una “falsa identidad propia”. De esta forma, “la autoestima se ve perjudicada porque no puede estar a la altura de su personalidad ‘online’ ”. 

Para los expertos es fundamental partir especificando el término ‘personalidad’. La italiana Tiziana Mancini, involucrada durante años en investigaciones sobre la construcción de identidad en la adolescencia y en el ciberespacio, cita estudios psicológicos que la definen como “aquellos rasgos internos relativamente estables que influirían en nuestra forma de pensar, en nuestro comportamiento y, por medio de ellos, en nuestro ser y nuestra identidad”. 

Por otra parte, el ‘yo’ y la ‘identidad’ se referirían a un conjunto más complejo y flexible de atributos, contenidos, valores, ideas y percepciones que los individuos construirían a través de sus experiencias, adaptándolos a los diferentes contextos sociales.

“En este sentido, concuerdo con que es más correcto hablar de la versión de mi ‘yo online’ y mi ‘yo offline’ que de la ‘personalidad online’ y "personalidad offline’”, explica Mancini. 

Es lo que han mostrado algunos de sus estudios científicos, enfocados ‘Massive Multiplayer Online Worlds’ (MMOW), un videojuego en donde pueden participar e interactuar miles de jugadores simultáneamente y “experimentar varios ‘yos’”.

Los investigadores coinciden en que, para los adolescentes, la necesidad de ser aceptados y considerados como todos los demás, de encajar en su lugar y pertenecer al grupo, es esencial. Y hoy, si bien el adolescente tiene en cuenta los juicios de la comunidad, no existen reglas o pautas específicas que determinen exactamente cómo deba crear su perfil ‘online’. La identidad digital proviene de la percepción que el adolescente tiene de sí mismo y de cómo le gustaría que el mundo ‘online’ lo percibiera.

Elecciones infinitas
Para referirse a las repercusiones que esta tendencia en el futuro, Tiziana Mancini a lo planteado por el psicoanalista estadounidense, Erik Erikson, para quien la construcción de una identidad requeriría de las siguientes competencias: explorar las diferentes alternativas de identidad disponibles en la sociedad; hacer una elección sobre los valores, creencias y objetivos que se perseguirán; y participar en actividades significativas orientadas hacia la implementación de esa elección.

Así, el ‘yo virtual’ ayudaría a los adolescentes a explorar algunas alternativas de identidad. “Algunos autores, de hecho, han hablado de un proceso de ‘elecciones de identidad infinita’. Por ejemplo, un adolescente puede demostrar ser amable y servicial con sus amigos de Facebook, y agresivo y competitivo con sus contrincantes en el juego ‘World of Warcraft’”.

Sarah Diefenbach, profesora de psicología del consumidor en la Universidad Ludwig-Maximilians de Múnich, en Alemania, explica que “los adolescentes pueden ejercer control sobre su ‘autopresentación’ ‘online’ en forma de edición de imágenes, o tomándose ‘selfies’, que incluso permiten el completo control mientras se toman la fotografía. Y, por supuesto, uno solo selecciona aquellas imágenes que proporcionan una visión deseada e idealizada de la vida de uno. El control instantáneo de la recepción de los demás y la retroalimentación a las publicaciones de uno en forma de ‘Me gusta’ permiten ajustar aún más la presentación ‘online’ de uno a lo que otros aprecian. Si bien los mismos mecanismos básicos pueden ser relevantes en contextos ‘offline’, el mundo online los coloca en perfecto estado”.

Para Sarah Diefenbach, basta poner atención al ‘nuevo mercado’ para las estrellas de las redes sociales. Personas que son apreciadas o incluso pagadas por crearse ‘un personaje’ ‘online’ en particular. 

“Desde hace mucho tiempo, hay celebridades como actores, cantantes y otros que están creando una imagen exterior que los ‘fanáticos’ quieren ver. Pero, con las redes sociales, este trabajo está abierto a todos, y ser ‘famoso’ se ha convertido en el trabajo principal. Ya no es que haya una habilidad central (por ejemplo, ser un buen cantante), y como efecto secundario, esta persona se vuelve famosa”, dice.

En eso, cree, influyen las nuevas oportunidades técnicas, que lo hacen posible. Casi todos pueden tener una cámara web, un ‘smartphone’ y acceso rápido a internet. “El hecho de tener una personalidad en el entorno virtual per se no debería ser perjudicial, sin embargo, como describimos en nuestro libro ‘Depresión digital’ puede haber consecuencias como depender demasiado de la confirmación constante de otras personas a través de los ‘Me gusta’; sentirse cada vez más insatisfechos con la propia vida, al mismo tiempo de que nos confrontamos a puntos de vista selectivos y aparentemente perfectos sobre las vidas de las personas. El riesgo es, en definitiva, delegar la decisión sobre la propia felicidad y bienestar a las reglas de la tecnología”, concluye.


fuente:

MURIEL ALARCÓN
EL MERCURIO (Chile) - GDA
En Twitter: @ElMercurio_cl